Cómo se usaba el termómetro?

Que posteo el último, no?. Estaba un poquito acelerada y me di cuenta cuando lo releía que no me daban los dedos para decir todo lo que quería decir. En fin... salió lo que tenía que salir y quedó inmortalizado en el éter.
Hoy estoy un poquito más tranquila, muy movilizada pero en slow motion...

Les cuento lo que estaba pensando hace un rato... 
Desde ayer estoy con una gripe de aquellas, ya venía resfriada desde hace unos meses, pero ayer amanecí como si un camión me hubiera pasado por encima y hoy sigo igual. Lo más llamativo, al menos para mi, es que tengo fiebre y mucho frío, sensaciones que no experimentaba hace muchísimo tiempo. Ok! ustedes dirán estamos en invierno, hace frío y todo el mundo se enferma... sin embargo yo nunca me enfermo y eso me empezó resonar en la cabeza. No me reconozco enferma, no me conozco con el cerebro lento como consecuencia de la fiebre y  hoy no veía la hora de irme de la oficina para meterme directo a la cama.
Entonces, como a mi cabeza le gusta trabajar, me dí cuenta que yo también soy débil, frágil y tan vulnerable como cualquier ser que habita en esta tierra. Empecé a necesitar abrazos, mimos, cuidados y consuelos que yo no puedo darme... empecé a necesitar del otro. Si... yo! alguien que se creía invencible se está dando cuenta que las murallas que había construido para protegerme se están derrumbando.
Imagino del otro lado de este monitor a algunas personitas que deberán estar muy felices por estas palabras que acabo de decir, pero les cuento que yo estoy cagada de espanto y perdida, porque no sé ser yo de esta manera, tengo que aprender a re-conocerme y verme a través de algunos ojos que me miran mejor de lo que yo lo hago.
Pero como si esto no fuera poco, me vino a la mente esa semanita en la que me enyesaron y esa imperiosa ansiedad por tener las muletas para poder moverme, porque nadie iba a poder cargarme... cargarme = sostenerme... se entiende?.
Ese momento fue un quiebre, me obligó a pedir ayuda, me doblegó y me puso cara a cara con la realidad... necesitaba del otro porque yo sola no podía ni siquiera servirme un vaso de agua. No puedo explicarles el esfuerzo que hice esa semana para sentir que yo podía conmigo misma... volví a mi trabajo a los dos días del yeso, subí una escalera de no se cuántos escalones a saltitos, dejé que otra persona me bañara... que se yo!. Fue un calvario en el que la impotencia me devoraba por dentro, por fuera trataba de mantener la sonrisa y la buena onda ante todos y ante todo, pero por dentro era como si me hubieran enjaulado. Un momento de mierda básicamente, pero ya pasó y es uno de los golpes que yo sigo asimilando.
A lo que estoy tratando de llegar es que enyesada estaba inmovilizada porque, con los kilos de más que llevo, era imposible pretender que una persona me cargara de un lado a otro. A su vez, fuera del peso físico, me cuesta mucho apoyarme en otra persona porque tengo esa misma sensación de pesadez... y todo suena a lo mismo, no?
Indudablemente esos kilos son parte de esta coraza que yo he construido... será que ahora que los estoy perdiendo las paredes se van cayendo y yo estoy dándome cuenta de toda esa fragilidad que tenía adentro?, de qué me estaba escondiendo? qué cambió en mi que ahora me animo a romper paredes y a perder toda esa fortaleza que sentía?. No se si está tan bueno sentir que estoy quedando en carne viva, pero la verdad es que lo que viví no fue mucho mejor de lo que me está pasando ahora y prefiero asumir el riesgo de un futuro distinto más que la comodidad de un presente agobiante y vacío.
Así estamos... con mi cabeza funcionando a full tratando de entender qué le pasa al resto de mi cuerpo. Seguramente esta gripe no es más que mi cuerpo pidiéndome a gritos que baje un poco las revoluciones y, como soy una alumna muy aplicada, este fin de semana le voy a hacer caso.
Hasta acá llegamos por hoy, me hago un tecito y me acurruco para dormir.
Que tengan una linda noche y una mejor mañana.