Domingo raro, no? nublado, frío, silencioso y desierto.
Estaría necesitando una buena tormenta, violenta, luminosa... esas que sacuden todo y en las que yo me pierdo mirando el cielo.
Estoy escuchando música instrumental de violines... en realidad empecé escuchando otra cosa y así, de link en link, llegué a esta música. El violín, al menos a mi, me desgarra, es como si las cuerdas se fueran desangrando a medida que vibran. Suenan rústicas, pero hirientes... no se como definirlo, pero es atrapantemente melacólico.
Sigo en cama, un poco mejor que los días anteriores, sin fiebre pero sin ganas. Male anda roncando acurrucada a mi pierna y el fantasma que vive conmigo está encerrado en su cueva. Yo? metidita en la cama, fumando un puchito, con la calefacción prendida, la tele apagada y tratando de encontrar cuáles son las palabras que trato de decir.
Ayer a la tarde vi una película muy rara... Being Flynn. Es la historia de un "pobre tipo" que se cree un gran escritor por el cual todas las editoriales se pelean, aunque realmente nunca ha publicado ningún libro. Pero gracias a esa ilusión él fue perdiendo todo lo que tenía, su mujer, su hijo, su integridad y su cordura. Pasó toda su vida creyendo y haciendo creer a los demás ser una persona que no era... para el resto del mundo era evidente, pero él nunca pudo darse cuenta.
Si bien la película era bastante mala, la miré hasta el final porque me sentí muy identificada con este tipo. Me sigue llamando la atención cómo aquellos que nos rodean descubren antes que nosotros lo que somos realmente... cómo puede ser que seamos tan ciegos?. De todos modos hay como cierta ironía, porque solo tenemos ojos para mirar hacia afuera y hacia adentro, cómo hacemos?. No sé si seremos tan culpables por no ver, al fin y al cabo no tenemos ningún sentido que nos lo permita. No será que necesitamos de los demás para saberlo?
El otro día le comentaba a una amiga que yo me había quedado sin respuestas y, como consecuencia de ello, ahora estaba llena de preguntas. En mi cabeza todos son signos de interrogación y el desconocimiento trae inseguridades, sensaciones que me son muy extrañas, y quizás por eso sea que me siento tan perdida. Y cuando uno está perdido tiene que entregarse a aquellas manos en las que confía, otra sensación que me es ajena. Entonces viene el miedo...
La verdad es que ahora siento que perdí todo aquello que me definía, todo eso que pensaba que era ya no existe (ó nunca existió) y descubrirme distinta a estas alturas de la vida es de locos!. Será que la crisis de los 40 me encontró en la puerta de los 39?
De todos modos, y como ya comenté otra veces, asumí el riesgo de tirarme en una pileta sin agua y digamos que por suerte no me rompí la cabeza... solo se empezaron a quebrar algunas piezas externas de mi cuerpo... esas que me mantenían segura y que habían hecho que mi corazón y mis sensaciones quedaran en pausa. Mi cerebro estaba al mando y hoy hay muchas cosas que se despertaron. Mi cabeza no da abasto para racionalizar e internalizar tantas nuevas experiencias y de ahí las preguntas. La única tranquilidad que tengo es que cada vez hay más gente valiosa a mi alrededor, que me aprecia y que me repite qué tan valiosa soy... eso debe ser bueno, porque antes no estaban ó al menos yo no podía escucharlas.
Por el momento he decidido dejarme llevar y ver qué pasa cuando mi cerebro no tiene todas las respuestas. Cuéntenme ustedes cómo va saliendo la experiencia porque seguramente sea yo la última en darme cuenta.
Nada... eso!
Qué tengan un lindo domingo, dibujen un sol en la ventana si estas nubes los angustian... al fin y al cabo el sol siempre está y ahora solo está jugando a las escondidas.
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