Otra vez la tormenta y yo que me había ido a acostar para poder acurrucarme en los brazos de Morfeo y empezar un nuevo día con una nueva perspectiva. Pero el cielo esta librando una batalla que me hipnotiza y no puedo dejar de mirar.
Mientras tanto me debato entre el amor incondicional del que habla Claudio María Domínguez en el programa de Majul y el análisis sobre el universo y la duda sobre su infinitud en el programa de Lanata. Que temas, no?
Y el cielo sigue estallando y ahora los truenos hacen que esta experiencia sea aún más vivida. El viento sopla ferozmente detrás de mi ventana y yo miro, escribo y miro.
Y Lanata que dice "nos dan miedo las cosas que no podemos imaginar". Lanata tiene un tono de voz que me moviliza, la voz como ahogada y falta de aire pero que tiene una profundidad infinita y oscura al mismo tiempo.
Pero el cielo me sigue llamando y las gotas que ahora golpean en mi ventana me llevan a la melancolía de la que estoy tratando de salir.
Por eso escribo, para que éstos sentimientos tengan forma y no queden ahogados en mi interior, para poder leerlos en otro momento y descubrir lo que está pasando, lo que me está pasando aquí y ahora. Me dí cuenta que, con el tiempo, puedo descubrir detrás del melodrama del escritor, el verdadero sentido de las palabras que no escribo y que reflejan en su ausencia lo que realmente quiero decir.
Por el momento voy a bajar la persiana, prender el aire acondicionado para no escuchar lo que pasa afuera y a cambiar de canal para ver algo menos movilizador que me permita dejar de pensar al menos hasta la próxima tormenta.
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