Comenten, puede ser anónimo, y está bueno saber qué pasa en el lado oscuro de la luna.
Gracias por pasar!



30 de septiembre de 2012

Las cincuenta sombras de Gaby

Hola!
Se acuerdan de mi?
Acá estoy de nuevo y debo confesar que me mantuve alejada porque la mayoría de las veces que escribo me encamino hacia lugares oscuros de los que trato de escapar... me enrosco en los recuerdos y todo se tiñe de melancolía. La melancolía puede ser muy poética, pero estoy transitando buenos momentos en este presente y pretendo seguir así tanto como pueda. Pero de golpe, escuchando música maravillosa y con muchas cosas en la cabeza que necesitan salir, abrí la página y acá estamos.
Anoche terminé de leer la trilogía de las Cincuenta Sombras, seguramente habrán oído hablar de ellas porque son furor en todos lados y yo se las recomiendo enormemente, tanto a hombres como a mujeres.
Por más trivial que suene, esa historia quitó ladrillos de las murallas que yo estoy destruyendo y agregó columnas a esta "yo" que está renaciendo de sus cenizas. Todo al mismo tiempo... se reforzaron mis raíces al mismo tiempo que se iban descascarando algunos rincones a los que todavía no había llegado.
Cuando empecé el libro me sentí muy identificada porque me remitía a uno de los momentos más felices (y más tristes) de los que he vivido hasta el momento y ese Señor Grey me acompañaba día y noche, en mis pensamientos, en mis sueños y en todas sus rutinas. No podía dejar de pensar en él y se había convertido en un compañero inquietante. Ilusa de mi, pensaba que era justamente por el recuerdo, pero no...
El Señor Grey es una persona oscura, fría, ambiciosa, con el corazón desgarrado y tan desgarrado de que estaba convencido de que no lo tenía... una persona tan lastimada que pensaba que nadie podría quererlo si lo conocía en su totalidad, controlador, obsesivo, déspota, violento... una suma de cualidades que no lo hacía merecedor de nadie. Hasta que de golpe aparece una mujer que lo ama, que ve a través de sus ojos y descubre ese pequeño niño de cuatro años escondido en un rincón.
Me di cuenta que ese Señor Grey era yo... no se rían por favor!!!
Seriamente... entendí que eso era yo, que me había escondido en un rincón oscuro esperando que alguien me rescate y, mientras tanto, iba haciendo mis buenas obras por la vida tratando de ser merecedora de algo más que un rincón en la oscuridad. Pero pude salvarme, me ofrecí mi propia mano y acá estoy hoy.
Y pudorosa como soy, puedo contarle a este "éter anónimo" que mis entrañas se movilizaron, que estoy empezando a sentir (sin concentrarme en sentir), estoy dejando de controlar lo que me pasa y lo que me rodea porque me siento cada vez más libre de mi misma. Si bien en este camino toda esa seguridad que tenía me fue abandonando y dejándome cada vez más vulnerable, me he dado cuenta que no es necesario ser un témpano de hielo para mantenerme al margen del dolor... nadie puede hacernos nada que nosotros no queramos y, más allá de eso, nadie puede hacerme sufrir más de lo que yo misma me he lastimado (por acción y omisión).
Entonces, como el dolor va a estar siempre, no tiene sentido evitarlo poniendo capas y capas de ladrillos sobre mi corazón, el dolor nos termina encontrando. Eso me hizo libre, aunque suene un poco contradictorio.
Hoy me gusto, me mimo, me miro, me cuido, me sorprendo y vuelvo a hacerme fuerte pero con mis propias fuerzas, sin necesidad de esconderme de aquello que anda pasando. Hoy me preocupo por aquello que es importante, me hago problemas por aquello que puedo solucionar y dejé de revolver el pasado para encontrarme con este presente desde el cual puedo construir un futuro distinto (y ojalá que mejor).
Los dejo, no prendí la tele en todo el día y necesito un poco de distracción antes de irme a dormir.
Besitos!